"Tarde de Humildad y mucha Paciencia...con final feliz"

 

Es difícil adivinar si finalmente se dará el mismo final feliz que en la tarde de ayer con la hermandad de la Humildad, que a las 20:30 horas y después de varias reuniones en pocas horas salía para que el público la acogiera aún con mayor entusiasmo después dela incertidumbre vivida. Costó sangre, sudor y lágrimas y las posibilidades se contemplaron todas, pero al final, hubo Miércoles Santo en Marchena.

A las 17:30 horas se daban las primeras noticias a los hermanos presentes, mayoritariamente de la Centuria Romana.

El Hermano Mayor, visiblemente triste ante la posibilidad de no salir a las calles, parecía temerse lo peor, en comparecencia junto al teniente de Hermano Mayor, José Miguel Borrego y a un Capitán de los Romanos que manifestaba a su tropa que en este día "complicado" apoyarían a la Junta pasara lo que pasara y decidieran lo que decidieran, mientras que Ruiz Molina añadía que confiaba en el saber estar de los hermanos por la "buena cimentación" de los grupos que conforman la Hermandad en sus diferntes ámbitos.

 

La reunión de oficiales se posponía a las 19:00 horas para ver si la salida se realizaba o no, o bien se decidía realizarse más tarde. Pero ante la persistencia de la amenaza de lluvia, convocaron nueva reunión a las 20:00 horas, cuando dos partes meteorológicos nuevos de los que recibirían información serían definitivos.

La sala de recepción de la Hermandad era un hervidero de caras de preocupación de nazarenos, costaleros que llegaban y esperaban con gesto serio y niños y madres y padres sin el capirote aún puesto ante la duda, que quedaría disipada a las 20:10 horas.

 

Los oficiales de la Hermandad del Señor de la Humildad y Paciencia, Nuestra Señora de los Dolores y Santa Clara de Asís, decidían a las 20:10 horas salir a las calles, ante una probabilidad de lluvia de un "20 por ciento", según comunicó en el interior del convento el Hermano Mayor Antonio Ruiz Molina a los hermanos, que recibieron la noticia con gran alegría tras horas de incertidumbre.

 

 

A las 20:10 horas en el interior del convento se hacía el silencio para escuchar al Hermano Mayor, que desde la altura se dirigía a los fieles, costaleros, nazarenos y hermanos para comunicar que ha sido una decisión que se ha tomado después de muchas horas de incertidumbre y que probablemente "vais a rechazar", añadiendo que "ha sido un año de mucho trabajo y esfuerzo, por lo que tengo que comunicaros que cojáis cada uno vuestros cirios y tengáis una Feliz Estación de Penitencia", manifestó en un cúmulo de sensaciones encontradas Ruiz Molina.

Tras ello comunicó que no existiera alarma ante posibles gotas de agua que cayeran en el transcurso del recorrido para no abandonar en ningún momento a las imágenes titulares y anunció la supresión del pregón y el Prendimiento para realizar el recorrido de forma más rápida.

Por la voz entrecortada del Hermano Mayor pareció que la decisión iba a ser justo la contraria, ya que como se diría en el argot se puso "en lo peor" o temió el rechazo de los hermanos a la decisión en ese discurso, lo que más allá de todo, hace ver que ante una decisión de este calibre, en todos existía una buena dosis de incertidumbre.

 

 En todo caso,  a las 20:30 horas ya estaban todos en las calles de Marchena, un Miércoles Santo más, si bien cargado de una incertidumbre climatológica que causó la preocupación durante la tarde y que siguió haciendo mirar al cielo durante la noche.

Se abrían las puertas de Santa Clara y salía la cruz de guía a las calles con las túnicas blancas y capirotes rojo granate de la Hermandad, ante la escolta de la centuria romana en el patio del convento después del pasacalles realizado minutos antes.

 

 

 

 

 

Todo estaba dispuesto para la salida del Señor de la Humildad y Paciencia, con sus manos atadas y sentado con su serenidad de cada Miércoles Santo en el peñasco, ya Sentenciado.

 

 

 

 

 

 

 

El cielo seguía siendo gris oscuro cuando ya sonaban las primeras marchas del Himno y La Saeta, a cargo de la banda de la Unión de Montilla, que por segundo año y con Javier Estepa en su dirección, hacía gala de su calidad musical en unas inmediaciones de Santa Clara completamente llenas de público desde la esquina hasta las rejas de hierro del patio con los niños expectantes subidos a ella.

 

 

 

 

Milagrosamente salió el Señor de la Humildad, con Francisco y Juan Antonio Pérez como capataces, con su cuerpo de nazarenos este año con antifaces de terciopelo y sus restauradas guardabrisas y crestería del paso de Misterio, así como un sudario del Señor, una singular pieza que hacía muchos años que no cumplía el fin para el que fue realizado.

 

 

Y tras él, el cortejo de la Virgen de los Dolores con un cuantioso número de niños representando las ilusiones de la Hermandad de Miércoles Santo de Marchena.

 

 

 

Pequeños niños más que doloridos contentos más que nunca de ver a su Virgen en la calle, de ver a su Virgen que este año estrenaba cuerpo de acólitos con dalmáticas de tono oscuro y dorados para incorporar de esta forma un elemento más al Miércoles Santo marchenero.

 

 

 

 

 

Así en la noche cerrada y con el palio rozando la puerta del convento, David Romero y Miguel Naranjo daban las instrucciones a los costaleros para hacer una nueva salida limpia y ya en el exterior colocar los faldones de esta Virgen que llevó también por primer año ese cirio de Humilde Gesto de Vida en homenaje a los donantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y así de esta forma salió la Virgen de los Dolores al son de Campanilleros y de la Virgen de la Estrella por la banda de Morón de la Frontera y con una sate de Mari Carmen Arcas donde el misterio y el sentimiento se entremezclaron en su voz de Miércoles Santo, tras la verja de Santa Clara y cantando aquello de "la novicia más bonita..."